jueves, 21 de octubre de 2010

EL “HORÓSCOPO” DIVINO


Estás agotada de tantos consejeros.
Que se levanten los astrólogos y te salven,
esos que observan las estrellas
y te dan predicciones cada mes
de lo que va a pasar
ellos no son más que paja
que el fuego devorará.

Isaías 47:13 – 14

Desde tiempos antiguos, el hombre ha sentido curiosidad por las ciencias ocultas. El deseo por conocer su futuro lo ha llevado a indagar y experimentar sucesos sobrenaturales no aceptados por Dios.
Dios, conociendo los peligros y las consecuencias de practicar el ocultismo, la adivinación, nos dejó claramente la indicación de no caer en las redes de estas prácticas que hoy en día se han puesto de moda. Mucha gente vive apegada a un gurú, consejero, astrólogo, adivino… tratando de conocer el porvenir de los eventos de su vida, y controlarlos; de recibir un consejo o un buen augurio de suerte.
Políticos, empresarios, amas de casa, gente de la alta sociedad, y del bajo mundo acuden en busca de ayuda en aquellos que ni ellos mismos conocen su propia suerte. Lo que pocos saben, es que Satanás está atrás de lo oculto y que Dios prohibió que sus hijos tuvieran que ver con él. El interés del enemigo es confundir, desinformar para así destruir las vidas de aquellos que fueron creados para vivir con bendición.
En la Biblia, Dios nos dice lo que tenemos que saber acerca de lo que va a suceder. La información que Satanás ofrece, está distorsionada o es completamente falsa. Con la guía confiable del Espíritu Santo por medio de las Escrituras y la Iglesia, no necesitamos acudir a fuentes ocultas para tener información equivocada acerca de nuestro futuro.
Por hoy, lee el “horóscopo” que Dios tiene para tu vida:

“Llámame a mí, que yo te responderé. Te mostraré secretos grandiosos e inimaginables que tú no conoces”. (Jeremías 33:3)

Así que, si tienes necesidad de saber qué te depara el futuro o necesitas un consejo para resolver un problema sentimental, familiar, de salud, de trabajo, o cualquier otro; acude confiadamente al que hizo el sol, la luna y las estrellas; el que conoce el tiempo y el futuro. Abre la Biblia, en ella encontrarás todo lo referente a tu futuro y a tu buena “suerte”. Despídete de los horóscopos, de Walter Mercado y de otros estafadores más.

¡Disfruta de la buena vida de parte de Dios!

“Yo sé muy bien lo que tengo planeado para ti, dice el Señor, son planes para tu bienestar; no para tu mal. Son planes de darte un futuro y una esperanza”. (Jeremías 29:11)

Lic. Elizabeth Gurrión Matías

DIOS NO ES COMO LO PINTAN


“He aquí, Dios es grande, y nosotros no le conocemos,
Ni se puede seguir la huella de sus años”
Job 36:26
Durante una visita a la Antigua Guatemala, ubicada en la hermana República de Guatemala. En el trayecto pude apreciar sobre una de las laderas, un gran espectacular con el título de hoy. Inmediatamente pensé en el alcance de su significado. La mayoría tenemos una idea equivocada de cómo es Dios de acuerdo a nuestras vivencias: lo aprendido en la religión; lo que nos enseñaron nuestros padres, abuelos, y lo que nos señalan las ciencias y otras fuentes más.
De acuerdo a la religión que nos trajeron los españoles, Dios es un Dios conquistador, avasallador; que se impone a la fuerza, a base de sangre y muerte. Un Dios que cambia una vieja religión por una nueva.
El Dios que nos pintaron nuestros padres y nuestros antepasados, es un Dios castigador. “Si te portas mal, te va a castigar Dios”; es una frase muy familiar que conocemos desde niños. En nuestra mente tenemos la imagen de Dios como un anciano enojado, de dura mirada, levantando la mano amenazadoramente para darnos una paliza por cada travesura hecha. Un Dios que espiaba cada uno de nuestros movimientos para castigarnos por el mínimo error cometido.
Otros más, pintan a Dios, como un Dios solapador, alcahuete; algunos dicen: “Puedo hacer lo que yo quiera, total Dios es amor y me tiene que perdonar”; y viven como si Él no existiera. Pero Dios no es como lo pintan. La Biblia nos muestra claramente quién y cómo es Él:
-          Dios es amor, con amor eterno nos ha amado (Jer. 31:3)
-          Dios es el Creador del Universo (Gén. 1:1)
-          Dios es Dios de todos los espíritus de toda carne (Núm. 16:22)
-          Dios no es hombre, ni hijo de hombre para que se arrepienta, Él cumple sus promesas (Núm 23:19).
-          Dios es misericordioso que no te abandonará, ni te destruirá. Nuevas son cada día sus misericordias (Sal. 103:8).
-          Dios es fiel, guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus  mandamientos, hasta mil generaciones (Deut. 7:9).
-          Dios es perdonador, clemente y piadoso, tardo para la ira, y grande en misericordia, porque nunca nos abandona (Neh. 9:17).
El Dios nuestro es Grande, Proveedor, Sanador, Santo, Justo, Bueno, Fuerte, Celoso, Hacedor de milagros; todo lo sabe, todo lo puede y está en todas partes.
¿Cómo te han pintado a Dios?
Si deseas tener más información sobre Él, y conocerlo personalmente, acércate a su Palabra escrita, ella te lo mostrará tal cual es.
“Más Jehová Dios verdadero; El es Dios vivo y Rey eterno”
Jer. 10:10


Lic. Elizabeth Gurrión Matías

ORACIÓN PARA PRINCIPIAR LA SEMANA


No cabe duda que la llegada del día lunes provoca en la mayoría de las personas, situaciones de ansiedad, de angustia y aflicción. Los gastos de la casa; la renta, la alimentación, las deudas; problemas de enfermedad, en el trabajo, la falta de empleo, la culpabilidad del pecado, en fin un sin número de preocupaciones que nos impiden conciliar el sueño; y quisiéramos que éste día no llegara. Para tales momentos se hace necesario orar, acudir ante la presencia del Hacedor de milagros que traerá consuelo, esperanza, y respuesta para cada una de nuestras situaciones.

Principia la semana orando, como lo hacia el rey David,  primeramente, adorando:

ORACIÓN

“Te exaltare, mi rey
Y bendeciré tu nombre eternamente y para siempre
Cada día te bendeciré,
Y alabaré tu nombre  eternamente y para siempre”. (Salmos 145:1-2)

Enseguida, pide perdón por tus pecados:

“Ten piedad de mi, Oh Dios, conforme a tu misericordia;
Conforme a la multitud de tus piedades
Borra mis rebeliones.
Lávame más y más de mi maldad,
Y límpiame de mi pecado”. (SALMOS 51:1-2)

Ahora estás listo para solicitar que renueve su misericordia y derrame sus bendiciones sobre tu vida y la de tu familia:

“A ti te pido ayuda, Señor; te necesito, me siento muy débil
Hazme oír por la mañana tu misericordia,
Porque en ti he confiado.
Sean nuestros hijos como plantas
Crecidas en su juventud, nuestras hijas
Sean como columnas labradas
Que adornan un palacio.
Que nuestras despensas estén llenas
De toda clase de alimentos.
Nuestros ganados que se multipliquen a millares;
Nuestros bueyes estén fuertes para el trabajo;
No tengamos asalto, ni hacer salida,
Ni grito de alarma en nuestras plazas”. (SALMOS 144:12-14)

Puedes estar seguro que si haces esta oración, la bendición de Dios será sobre tu vida en esta semana.

“Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios
El Dios de nuestra salvación”

Lic. Elizabeth Gurrión Matías


NO PIERDAS LA ESPERANZA



Jesús le dijo:
“Si puedes creer, al que cree todo le es posible”
Marcos 9:23

Siempre que alguien se acercó a Jesús, recibió palabras de aliento; encontró solución a su problema. Absolutamente nadie se regresó enfermo o sin esperanza. Todos fueron bendecidos, saciados, sanados y perdonados.

Después de bajar de una montaña alta, dónde fue transformado por el poder divino, Jesús llegó donde estaban sus seguidores; vio mucha gente y a los maestros de la ley que discutían. Jesús les preguntó la causa, entonces uno de entre la multitud le dijo:

“Maestro, te traje a mi hijo porque está atormentado por un espíritu maligno que no lo deja hablar. Cuando se apodera de él, lo hace caer al suelo, escupe espuma, le rechinan los dientes y se queda rígido. Le pedí a tus seguidores que expulsaran al espíritu pero no pudieron”.

Entonces Jesús molesto les dijo a sus discípulos:

“¡Partida de incrédulos! ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos?” y mandó a traer al muchacho.

Cuando trajeron al muchacho, el espíritu vio a Jesús e hizo que el muchacho se convulsionara, cayendo al suelo, sacaba espuma por la boca.

Jesús le preguntó al papá, “¿desde cuándo sufre el muchacho?” El padre dijo que desde que era un niño vivía atormentado, pues muchas veces el espíritu lo tiraba en el fuego o en el agua para matarlo. De rodillas, el atribulado padre rogaba que tuviera compasión de ellos, que si podía hacer algo, los ayudara.

Jesús le dijo “NO DIGAS, SI PUEDES HACER ALGO; TODO ES POSIBLE PARA EL QUE CREE”.

Enseguida el papá del muchacho gritó “¡Creo, ayúdame a creer aún más!”.

Inmediatamente, Jesús reprendió al espíritu maligno, le ordenó salir de él y que nunca más regresara.

El muchacho empezó a convulsionar y el espíritu lo abandonó dejándolo como muerto. Jesús lo tomó de la mano y lo ayudó a ponerse de pie, quedando completamente sano.

Posiblemente, al igual que este padre has buscado la solución a tus problemas de muchas maneras, y en muchas partes; y todo ha sido inútil. El dolor, la frustración, la soledad, y la desesperación te acompañan todo el tiempo. Has probado de todo y todo te ha fallado. Te invito a probar a Jesús; trae a sus pies tus cargas, confía en él, te ayudará a creer y dará respuesta a tu necesidad.

No pierdas la esperanza, en Jesucristo hay solución para tu problema.

Lic. Elizabeth Gurrión Matías

INSENSATO O INTELIGENTE

“Una mujer ejemplar, ¿Quién la encontrará?
¡Vale mucho más que las piedras preciosas!”.
Proverbios 31:10

LA SIRVIENTA Y EL GENERAL


“Naamán era un general del ejército de Siria,
Era un hombre importante, poderoso y muy valiente; pero era leproso”.
II Reyes 5:1

Para muchos, el éxito consiste en ser importantes, famosos y poderosos. Sin embargo a los ojos de Dios, el éxito se basa en ser reconocidos y aceptados por Él.
Siria era el vecino de Israel al noroeste, siempre tuvieron problemas. Cuando Siria creció en poder guerreó contra Israel, apoderándose en varias ocasiones de miles de israelitas; llevándoselos cautivos. Entre estos cautivos estaba una pequeña que pasó a ser sirvienta de la esposa de un general del ejército de Siria muy importante y valiente, llamado Naamán.
 Mientras desempeñaba sus labores como sirvienta, la pequeña se dio cuenta del problema que tenía su patrón; estaba enfermo de lepra. La lepra muy similar al Sida de hoy, era una de las enfermedades más temidas en esa época; contagiosa y mortal.
 Muchos de los leprosos eran forzados a salir de las ciudades, y dejar a su familia. Posiblemente la lepra de Naamán estaba en sus primeras etapas y nadie se había percatado, excepto su familia y la pequeña sirvienta. Ella, segura del poder de Dios, se acercó a su patrona y le dijo:
“En mi país, hay un profeta de Dios, si él ora por mi patrón, sanará”.
Entonces Naamán pidió cartas a su rey y se dirigió con ellas al rey de Israel; quien afligido pensó que esto era un pretexto para iniciar una nueva guerra. Pero Josué, el profeta de Dios se enteró y mandó decirle al general que se zambullera siete veces en el río Jordán, y así sanaría.
Acostumbrado a dar órdenes, a recibir un trato preferencial, el general se indignó, pues el profeta no salió a recibirlo. Bañarse en un río no era gran cosa, pero el Jordán era un río pequeño y lodoso, y esto era humillante para alguien de su categoría. Sus asistentes lo persuadieron, y el orgulloso general tuvo que humillarse y obedecer el mandato del profeta. Después de sumergirse en el río siete veces, su piel se volvió tierna como la de un bebé.
La Biblia compara la lepra con el pecado. La gente aparenta estar bien, pero esconde su enfermedad detrás de una careta. La soberbia y el egocentrismo del hombre no le permite aceptar que la cura para el  pecado es simple: SOLO CREER EN JESUCRISTO. Al igual que Naamán, necesitamos humillarnos y obedecer el consejo de Dios, recibir su misericordia, el perdón de pecados y la vida eterna.

“Lávate en la sangre de Jesús y serás sano”

Lic. Elizabeth Gurrión Matías


DE NEGRERO A MINISTRO



“Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”

I Juan 1:9

Dios siempre, siempre, siempre nos ama y nos amará; a pesar de lo que hagamos o digamos. Dios quiere lo mejor para nosotros y nos donará cualquier cosa, si se lo pedimos. Además Él puede utilizar nuestras experiencias para ayudar a los demás.

Amazing Grace (Sublime Gracia) uno de los himnos favoritos no sólo en el mundo cristiano también en el mundo fecular, fue escrito por Jhon Newton.
La mayor parte de su vida John Nwton, no fue una buena persona. A su temprana edad, se fue a trabajar en un barco, donde fue influenciado por los marineros, llegando a ser el peor de todos. Se convirtió en un maldiciente, un desertor; nunca fue responsable de sus actos, jamás asumió sus responsabilidades en el barco. Incluso piloteó un barco que transportaba esclavos negros, convirtiéndose en negrero o en tratante de personas. Era un alcohólico empedernido.
Durante uno de sus viajes, sobrevino una terrible tempestad; a punto de naufragar John Newton se rindió a Dios, entregándole su vida. Fue durante esa travesía que compuso el famoso himno Sublima Gracia, que ha sido cantado por los más famosos intérpretes entre ellos Elvis Presley, el rey del rockandroll de todos los tiempos.

A gracia de Dios trabajó en el corazón John; Dios nunca se rindió, insistió, insistió con su terco amor hasta que lo transformó en un ministro y compositor de himnos; predicándole a miles de personas. Hoy John Newton tiene un mensaje para ti


NO IMPORTA CUANTO HAYAS PECADO, NI CUAN PERDIDO TE ENCUENTRES,
DIOS TE AMA Y TE PERDONARÁ, SI SE LO PIDES.

NECESARIOS, LOS DESIERTOS



“En las alturas abriré ríos, y fuentes en medio de los valles;
abriré en el desierto estanques de aguas, y manantiales de aguas en la tierra seca”.
Isaías 41:18

Conocemos como desierto a una región extensa de clima seco, que se encuentra desolada, despoblada, sola e inhabitada. Su clima es extremoso, durante el día hace un calor agobiante y por las noches un frío implacable. Los únicos habitantes son las víboras, alacranes, arañas y tarántulas.
 El desierto es una analogía que el profeta Isaías utiliza para mostrar que la gracia y el amor de Dios estarán  como frescas aguas en nuestro transitar por las difíciles circunstancias de nuestra vida.
 Durante 430 años,  los descendientes de Abraham vivieron esclavizados en la tierra de Egipto. Dios escogió al hijo adoptivo de Faraón, Moisés, para liberarlo. Después de matar a un egipcio que maltrataba a uno de sus hermanos de raza, Moisés huyó al desierto de Madian y ahí se casó con Séfora. Su suegro le entregó un rebaño de ovejas; y durante 40 años, Moisés sufrió las penurias del desierto, cuidando y guiando grandes rebaños de ovejas en busca de agua y comida para sustentarlas. Uno de esos días el Señor se le apareció en un matorral ardiendo que no se consumía, y le dijo:
“Moisés, he oído el clamor y he visto la aflicción de mi pueblo esclavizado en Egipto, los voy a sacar de allá y los voy a llevar a una tierra buena. Te he escogido a ti para que los saques.”
La historia nos dice que Moisés obedeció y después de muchas señales dolorosas para Faraón y para el pueblo de Egipto, los dejaron ir. Durante 40 años Moisés los guió por el desierto hasta las puertas de la Tierra Prometida.
Dios tenía un plan para Moisés; era necesario pulir su carácter arrebatado y violento. Moisés pasó de ser un príncipe egipcio a un humilde pastor; después de estar rodeado de sirvientes, él sirvió en un país extranjero. En el desierto aprendió a obedecer y a sufrir. Conoció el desierto y sus peligros como la palma de su mano. Sólo de esa manera podría llevar a cabo la tarea de guiar a dos millones de personas hasta Canaán.
Si en este momento te encuentras en el desierto de la soledad, del dolor;
 cansado y sediento; recuerda, los desiertos son necesarios,
el Señor esta puliendo tu vida porque tiene un hermoso proyecto para ti.

Lic. Elizabeth Gurrión Matías

miércoles, 6 de octubre de 2010

LA IDENTIFICACIÓN DE UNA FAMILIA


“Ustedes son muy obedientes como todos
Lo saben, y de eso me alegro.
Quiero, sin embargo, que estén siempre listos
 Para hacer el bien y para evitar el mal”.
Romanos 16:19



Generalmente en los pueblos como en las ciudades, las familias se identifican por sus oficios, sus ocupaciones o apellidos. En otros casos por su forma de vivir, por sus actos; por la manera de conducirse sea buena o mala.
 Dios escogió a un pueblo, lo hizo especial bendiciéndolo en gran manera, para que los demás pueblos de la tierra los identificaran como el Pueblo de Dios, Santo, apartado del mal. Sin embargo este pueblo se hundió en la corrupción moral. Se apartaron de Dios, se dedicaron a la idolatría y a los cultos paganos, practicando la prostitución sagrada dentro del templo de Jerusalén. Llevando a cabo sacrificios humanos, y desfilando por las calles con ofrendas a las divinidades astrales. En este tiempo, el paganismo llegó a mezclarse con el culto al Señor de tal forma que la gente común no conocía la diferencia.
 Durante este tiempo, Dios levantó al profeta Jeremías dándole una orden aparentemente un tanto ridícula:
“Busca a la familia Recabita y llévalos a un salón del templo y ofréceles vino”.
Jeremías buscó al jefe de la familia Recabita de nombre Jaazanias, a sus hermanos, a todos sus hijos, y a toda la familia; y los llevó al templo, y puso delante de ellos jarras de licor, copas de fino vino y los invitó a emborracharse. Gran parte de los príncipes, sacerdotes, levitas, trabajadores y mucha gente del pueblo se encontraba presente siendo testigos de este acontecimiento. Pero ellos contestaron categóricamente:
“Durante 200 años, jamás hemos bebido licor, porque nuestro antepasado Jonadab hijo de Recab nos dijo que nunca bebiéramos licor, ni nuestras esposas, hijos e hijas; que no construyéramos casas, que no cultiváramos nada, menos uvas. Nosotros hemos cumplido obedientemente todo lo que nos mandaron nuestros antepasados, y no beberemos licor”.
Entonces Dios le dio este mensaje a Jeremías:
“Dile al pueblo que yo escogí, que aprendan esta lección y hagan caso a mis palabras. La familia de los Recabita han obedecido la orden que les dieron sus antepasados hace 200 años. Sin embargo, yo les he hablado de mil maneras y ustedes no me obedecen. Dejen el mal camino que llevan, mejoren su conducta; no anden tras otros dioses para adorarlos, y solo entonces podrán disfrutar de las bendiciones que les prometí a ustedes y a sus padres. Y si no me hacen caso voy a mandarles toda clase de calamidades y dolor, porque les hable y no me escucharon, los llamé y no me respondieron”.
Entonces Dios dictó bendición para la familia de los Recabita: su descendencia ocuparía un lugar especial en el corazón de Dios gracias a su obediencia. Jeremías 35:1-19

¿Cómo identifican a tu familia?

Lic. Elizabeth Gurrión Matías

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INMIGRANTE Y HUERFANA



“El Señor protege a los inmigrantes,
Cuida a los huérfanos y a las viudas,
 Y les amarga la vida a los perversos”.
SALMOS 146-9

Entre los desamparados de la tierra figuran los hambrientos, los encarcelados, los oprimidos, las viudas, los huérfanos, los inmigrantes por mencionar algunos. La magnitud de sus desgracias ha alcanzado un grado tal que los poderosos de la tierra son incapaces por si mismos de llevar remedio a ellos. Solo Dios puede darles consuelo; impartirles la justicia, la paz y la esperanza.
 El domingo comí con ella; Clara Isabel es una hermosa joven de origen extranjero. Ella y su mamá emigraron de Guatemala cuando ella contaba con 6 años de edad. Para su madre el sueño americano nunca se pudo concretar. Con hambre y necesidades, decidió trabajar en una de las comunidades istmeñas. El tiempo se alargó y por más que intentó nunca pudo viajar al norte. A los pocos años, la muerte la sorprendió, dejando en la orfandad y el desamparo a Clara Isabel. Cualquiera puede imaginar el dolor y la preocupación de esta madre al dejar sola y en un lugar extraño a su pequeña hija.
Narrar aquí los sufrimientos de la niña sería imposible; la vida se le volvió imposible. Quienes se supone que se encargarían de cuidarla, la hicieron sufrir cruelmente. Al llegar a la adolescencia tomó la decisión de casarse con un lugareño. Tiempo después partió juntamente con su esposo a realizar el sueño americano inconcluso.
Al llegar a los Estados Unidos trabajó incansablemente. Reunió un pequeño capital y asesorada por una buena mujer (su suegra), quien se dedicó a cuidarle sus ahorros; decidió regresar sola a la humilde comunidad donde había enterrado a su mamá.
 Clara Isabel se estableció en la bulliciosa comunidad; rentó dos locales e invirtió sus ahorros en dos prósperos negocios. Adquirió un permiso, compró un taxi y lo puso a trabajar; convirtiéndose en una excelente comerciante.
Ahora es parte de la nueva congregación que estamos levantando en esa comunidad. Los domingos muy temprano llega a la casa rentada para los cultos, con un gran ramo de rosas y flores. Arregla los floreros, va de prisa a supervisar sus negocios y regresa para adorar al Señor.
La observo y mi corazón se regocija, soy feliz cuando la oigo cantar canciones rancheras para nuestro Dios, porque en ella puedo ver claramente la manifestación de la gracia y la misericordia del Señor. Verdaderamente Dios cuida de los desamparados; y estoy segura que Dios tiene grandes proyectos para su vida.

“Dios se encarga de hacer justicia a las viudas y a los huérfanos. Él ama al inmigrante dándole pan y vestido. Tú también debes amar al inmigrante”.
Deuteronomio 10:18-19

Lic. Elizabeth Gurrión Matías

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HERENCIA BENDITA



“Recuerdo tu fe sincera como la que tuvo primero tu abuela
Loida, luego tu mamá Eunice y estoy seguro que tú también la tienes”.
 II Timoteo 1:5

La mayoría de los padres nos empeñamos en trabajar arduamente para reunir algunos bienes que a la larga serán la herencia para nuestros hijos. Algunos heredan casas, terrenos, ranchos, joyas, negocios; generalmente cosas materiales.
 El texto de hoy forma parte de la segunda y última carta escrita por el apóstol Pablo para el joven pastor Timoteo. Pablo se encuentra preso en una fría celda romana, sentenciado a muerte por ser seguidor de Jesús de Nazaret. Mientras espera ser ejecutado escribe esta carta con el propósito de entregarle a Timoteo la antorcha de liderazgo, y recordarle que debe mantener su fe, la cual heredó de su abuela y su madre.
Pablo conoció a la familia de Timoteo durante su primer viaje misionero. Timoteo pudo haber sido un adolescente en ese entonces. Su abuela Loida y su madre Eunice, recibieron el evangelio, convirtiéndose en fieles cristianas; y aun cuando el padre no era creyente, Timoteo heredó una sólida fe de parte de ellas. Gracias a su fe, Timoteo llegó a ser un cristiano  respetable en su ciudad natal; fue representante especial de Pablo en varias ocasiones. Recibió dos cartas personales de Pablo y fue un excelente pastor y misionero.
La herencia de Timoteo no consistió en bienes terrenales sino en bienes celestiales que le permitieron formar parte del Reino de los Cielos.
Así como Eunice heredó de su madre la fe, y supo transmitir la doble herencia a su hijo Timoteo; hoy debiéramos realizar un esfuerzo para heredarles a nuestros hijos Tesoros Celestiales como la fe, el amor a Dios y a nuestros semejantes.

Agradezco a Dios con todo mi corazón por la herencia incorruptible heredada por mamá, que en este día cumple años. Sirva como un homenaje a su lucha inquebrantable por transmitir la herencia heredada por su madre a mi propia vida, a la de mis hermanos, nueras y nietos.

Estoy segura que el tiempo de la cosecha llegará plenamente, la herencia bendita pronto dará sus frutos.

Lic. Elizabeth Gurrión Matías

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LA SOLEDAD, TRISTE Y MALA CONSEJERA



Entonces el Señor Dios dijo:
“No le hace bien al hombre estar solo,
Haré una ayuda adecuada para él”.
Génesis 2:18

En la actualidad, una de las instituciones más golpeada por el enemigo es el matrimonio. Solamente en México, las estadísticas nos arrojan el incremento de los divorcios efectivos y emocionales, así como la disminución de casamientos; esto nos indica que el matrimonio atraviesa por una severa crisis.
El fracaso de las personas, el aumento de la delincuencia, el uso y abuso de toda clase de drogas, el suicidio, la falta de interés por la vida, la depresión, la ansiedad, y algunas otras enfermedades son algunos resultados del divorcio.
Observe a los miembros de una familia en crisis; es doloroso ver su situación. Podríamos preguntarnos: ¿A qué se debe esta grave crisis en el matrimonio?
Entendemos que la convivencia en el matrimonio no es fácil,  y en esta época de constantes cambios, de grandes adelantos científicos y tecnológicos; queremos que los cambios para bien en el matrimonio se den como si pretendiéramos calentar comida en un horno de microondas. Pero la relación matrimonial y el hogar se van construyendo poco a poco con mucho amor, sabiduría, perdón y paciencia.
Dios estableció que el varón es la cabeza del hogar, por lo tanto le corresponde ejercer la autoridad con amor, proveer para las necesidades del hogar y velar por la seguridad de la esposa y de los hijos.
A la mujer, Dios la dotó de talentos; la capacitó para dar vida, y le dejó la difícil tarea de ser la ayuda adecuada. Debe ser una excelente administradora del hogar en todos los aspectos. Ser sumisa (entiéndase bien no su mensa) por amor; deberá perdonar y olvidar muchas veces, y pelear como una leona por su hogar. Para lograrlo necesitará toda la sabiduría, paciencia, inteligencia y gracia que vienen de Dios.
La combinación del amor, de la sabiduría, del perdón y la paciencia es la fórmula para mantener un matrimonio para toda la vida. Pero, ¿Dónde encontrar estos elementos? Por favor, no los busque con los sicólogos, ni con los terapeutas, mucho menos con los brujos. Busque la ayuda de Dios con todo su corazón; haga un pacto con Él, comprométase a luchar por su relación matrimonial y por su hogar. Evite la soledad, es triste y mala consejera. No será fácil, pero vale la pena pagar el precio.

“Por esto el hombre dejará padre y madre y se unirá a su mujer,
y los dos serán una carne. Así que no son ya dos,
sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó,
 no lo separe el hombre”.
Mateo 19:5-6

Lic. Elizabeth Gurrión Matías

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sábado, 2 de octubre de 2010

EVITA LA MISERIA, LA ENFERMEDAD Y LA MUERTE

“No te hagas amigos de los borrachos
Ni te juntes con los tragones,
Porque los borrachos y los tragones
Terminan en la ruina”.
Proverbios 26:20-21

El alcoholismo no solo es una de las principales causas de accidentes y muertes en nuestro país; también produce miseria, y es culpable de enfermedades que atacan los órganos y sistemas que son afectados como el hígado, el estómago, los riñones y el sistema nervioso en general.
El alcohol es un instrumento del diablo para robarnos la salud, para destruir la economía (que ya de por si es mala), los hogares, las familias; para finalmente traer la muerte. Cada día el alcohol tiende sus trampas a través de sitios en cada esquina de nuestros pueblos y ciudades, que son la puerta del infierno.
 Sitios que se llevan el raquítico salario de los padres de familia, los cuales podrían traducirse en comida, ropa y otros bienes para los hijos; quienes por falta del respaldo económico y moral, más temprano que tarde también  se sentarán en esas horribles esquinas, eslabonando así la cadena de maldición del alcohol para las nuevas generaciones.
Desgraciadamente, el alcohol ha venido a formar parte de nuestra cultura, y hasta se ha convertido en un miembro  más de nuestras familias. El hombre más sabio y rico que ha existido dijo: “No te fijes en lo rojo que se pone el vino, ni como brilla en la copa, ni como baja suavemente; porque al final muerde como una serpiente, echa veneno como una víbora”.
Para Salomón, el alcohol es una víbora que acunamos en nuestros brazos y metemos a nuestras casas; la cual finalmente nos producirá la muerte.
Si sufres por el alcoholismo; déjame  decirte que existe un remedio eficaz y gratuito. Si eres hijo de padres alcohólicos Jesucristo tiene el poder para sanar y para romper con esa maldición generacional.
 Si te sientes triste, solo y buscas alegría en el alcohol, hay alguien que quiere darte gozo y paz permanentemente. Sigue el consejo bíblico:
“No se emborrachen, porque así echarán a perder su vida,
 mejor llénense del Espíritu Santo”.
Efesios 5:18
Lic. Elizabeth Gurrión Matías

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DI NO A LA AVARICIA

“Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque Él dijo no te desampararé, ni te dejaré”. Hebreos 13:5

“La religión es el opio de la sociedad”, dijo alguna vez el fundador del llamado socialismo científico, Carlos Marx. Enemigo de la religión, la culpa de ser un instrumento de la Iglesia para tener sometidos, adormecidos a los pobres sin aspirar a salir de su situación.
Pasajes como el de hoy, han sido malinterpretados por muchos como medios a través de los cuales la religión logra enajenar a la gente con el propósito de explotarlos y mantenerlos en un status de pobreza.
Jesús nunca estuvo ni está en contra de la prosperidad, al contrario; Él anhela que sus hijos tengan todo lo necesario. Lo que Jesús quiere es evitar que nuestro corazón se llene de pecado por la ambición y la avaricia.
 En cierta ocasión, mientras Jesús enseñaba a la multitud, alguien le dijo: “Maestro dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia”.
Pero Jesús le dijo:
“Hombre, ¿Quién me nombró juez de ustedes o arbitro de sus pleitos? Aléjense de toda avaricia porque la vida no depende de tener muchas cosas”.
La codicia o avaricia es un aprecio exagerado a las cosas materiales, ya no las vemos como un medio para desarrollar nuestra vida según el plan de Dios, sino que tenerlas es nuestra meta. Y tanto las deseamos que nos hacemos esclavos de ellas. La codicia ni nos permite descansar (como tampoco al rico) ni nos permite entrar al Reino de los Cielos.
No son las pertenencias las que dan vida. Por la codicia el hombre es capaz de matar, mentir, robar, vender su alma al diablo… Se nos ha enseñado que “tanto tienes tanto vales”; que mientras más riquezas tengas eres más feliz, lo cual es una gran mentira. La avaricia es el motor de la economía de nuestra sociedad;  y es la culpable de la destrucción de individuos, de hogares, familias y pueblos enteros.
Dios quiere evitarnos dolor y muerte, sigamos su consejo:

“Cuando llegamos al mundo, no traíamos nada y cuando morimos no nos podemos llevar nada. Por eso, si tenemos alimentos y ropa, podemos darnos por satisfechos. Los que quieren ser ricos caen en la trampa de la tentación. Empiezan a tener deseos descabellados que los perjudican. Eso los hunde en la ruina total. El amor por el dinero causa toda clase de males. Por querer tener más y más dinero, algunos se han desviado de la fe y se han causado gran sufrimiento”.
I Timoteo 6:7-10

Lic. Elizabeth Gurrión Matías

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